Recolecta del tomate

No tenemos ninguna duda de que los tomates son para el verano, ya que es ahora cuando podremos saborear mejor esta hortaliza roja y carnosa. En la entrada de hoy hablamos acerca de la recolecta del tomate que se dan, generalmente, en los meses de julio y agosto.

Como todos sabemos, los tomates necesitan de unos cuatro meses de calor y sol si los germinamos desde las semillas. Se deben plantar con una separación de unos 60 centímetros entre unos y otros. Debemos tener en cuanta que no les gusta el exceso de humedad, aunque si un mínimo para que las raíces no se calienten.

A medida que van creciendo, le irán saliendo unas flores amarillas que posteriormente se convertirán en tomates maduros. Para su conservación, lo mejor es eliminar los pequeños brotes que surgen en la base de cada peciolo y dejar un patrón central. De esta forma conseguiremos que no sean demasiado frondosos y nos den una buena cantidad de este preciado alimento.

Es necesario que revisemos cada poco tiempo las tomateras para evitar la aparición de diferentes plagas, como la mosca blanca o la araña roja, de la cual hablamos en este post.

Cuando realicemos la recolecta del tomate, debemos cortar el pequeño tallo del tomate con cuidado para no dañar al resto. Sin embargo, si ya tenemos experiencia previa en la recolección, podemos probar otra técnica: si te has dado cuenta, los tallos tienen un engrosamiento, como una especie de callo, a 1 centímetro del fruto; si realizamos una pequeña presión sobre el mismo con nuestro dedo pulgar y tiramos del tomate un poco hacia arriba, conseguiremos sacarlo sin problema alguno.

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