La decoración del jardín depende del estilo y la voluntad de cada uno. De esta forma, dependiendo de los tipos de flores, plantas y árboles que elijamos, crearemos un tipo de jardín u otro. Sin embargo, la grava decorativa siempre es bienvenida pues es económica, estética y muy práctica a la hora de decorar.

En nuestros viveros conocemos de primera mano las ventajas que tiene la grava decorativa frente a otras opciones como el césped o la tierra. Como ya hemos comentado en entradas anteriores, el césped necesita de un mantenimiento semanal y es necesario dedicarle un tiempo para que esté perfecto. Además, deberemos estar pendientes de insectos y plagas para que no se nos eche a perder. Con la tierra tendremos que estar pendientes de que no se encharque y cree un agujero que desnivele la tierra.

La grava nos evita el mantenimiento y la aparición de posibles plagas. Además, podemos escoger diferentes colores para la misma, pudiendo combinarlos o dejando un solo color. Los colores más utilizados son el gris, el negro, el blanco y el crema. También podemos escoger el tamaño de las piedras, siendo las más pequeñas de 12mm.

Una vez escogida la grava, nuestro consejo es que la coloque un profesional, así podrás preguntarle todas las dudas sobre la misma. Si te decides a ponerla tu mismo, deberás delimitar la parte del jardín donde quieras colocarla para que no se expanda con el aire o la lluvia.