Los jardines pueden ser alimentados con diferentes tipos de abonos, pero no todos tienen las mismas características. En este post te contamos las propiedades y características de los más utilizados, para que sepas cual usar según el tipo de planta.
Existen cinco tipos de abonos que son los más conocidos y utilizados en jardinería:
- Estiércol: de origen orgánico como el compost o el humus de lombriz. Enriquece nuestro suelo lentamente pues sólo nutre la tierra cuando los microorganismos lo descomponen. Es un abono recomendable para suelos calientes, con un ph neutro o alcalino. También puede utilizarse en suelos húmedos y con aire, pues se facilita la descomposición.
- Fertilizantes Minerales: son una mezcla de materias minerales e inorgánicas. Muchos de estos fertilizantes son muy enriquecedores para las plantas pues contienen minerales como el potasio, el fósforo o el nitrógeno. Son utilizados en jardinería pues mantienen y reponen la fertilidad del suelo.
- Ácidos húmicos: su composición mayoritaria son hongos y bacterias, es decir, materia orgánica en descomposición. Contiene mucho carbono y se puede presentar en líquido o en sólido. Es recomendable para tierras dedicadas a la agricultura, ya que es beneficiosa para las raíces, el crecimiento, el color y la compactación del propio suelo.
- Aminoácidos: este abono contiene proteínas animales, por lo que estimulan el metabolismo de las plantas. Estas no absorben los aminoácidos por las raíces, si no que lo absorben directamente por la epidermis de hojas y partes verdes. Se distribuye con el riego en la cantidad que nos indica el fabricante.
- Extractos de algas: compuestos por una gran cantidad de nutrientes, en su mayoría algas marinas. su propiedad más significativa es acelerar el metabolismo de nuestras plantas y ayudar a superar los cambios climatológicos fuertes. Su aplicación es manual tanto en las hojas como en las raíces.
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