Seguramente los conozcáis puesto que son unas de las plantas más características de esta temporada. Los crisantemos son muy fáciles de cultivar y de mantener y, sin embargo, nos regalan unas preciosas flores año tras año.

El cuidado de los Crisantemos

La procedencia de esta planta es un poco misteriosa, aunque se cree que procede de China. Sin embargo, fue en Japón donde creció en popularidad hasta convertirla casi en una planta divina. Y no debe resultarnos muy extraño cuando su bandera con un círculo rojo representa el corazón de un crisantemo y no del sol naciente como nos han hecho creer.

Los crisantemos pueden ser de diferentes variedades, y sus hojas, dependiendo de la variedad serán distintas. Así podemos encontrarnos con hojas lobuladas o dentadas, rugosas, lingulosas o incluso recubiertas de un polvo blanquecino.

Esta planta florece en el denominado «veroño», entre mediados y finales de octubre, y suele durar hasta diciembre aproximadamente. Si cortamos sus flores, estas pueden llegar a durar hasta 3 semanas con unos buenos cuidados, siendo unas de las que más aguantan.

Si nos decidimos a comprar una planta de crisantemos, es recomendable fijarse en la cantidad de capullos que trae. Además, lo mejor es que vengan un poco abiertos, puesto que si no corremos el riesgo de que no lleguen a abrirse.

El cultivo de esta planta es realmente sencillo, pero debemos tener en cuenta que necesita de un buen drenaje y una mezcla óptima de sustrato vegetal y turba. Además, debemos mantener la planta húmeda y eliminar las hojas y flores marchitas. Si quieres que crezca grande y hermosa, nuestra recomendación es que dejes una sola flor por tallo, eliminando también los capullos laterales para que no absorban los nutrientes.

Cuando sea necesario podarlas, hazlo después de la floración, cuando ya se hayan caído las flores y riega de forma moderada para no encharcar la planta.