Regar las plantas es una actividad de la que dependerá, literalmente, la vida de tus plantas. Entender cuáles son los ciclos y necesidades de riegos de las plantas que posees es un aspecto fundamental para garantizar su óptimo desarrollo, pero si a pesar de seguir al pie de la letra estas pautas de riego descubres que tus plantas no crecen, se marchitan o no mejoran, puede que el problema está en el momento en que riegas porque aunque no lo creas, esto también influye.
La mejor hora para regar las plantas siempre será el amanecer o a primeras horas de la mañana. En primer lugar porque con la salida del sol comienza la actividad metabólica de la planta, así que es el momento perfecto para ofrecerle hidratación, vitaminas y nutrientes. Como si fuera poco ahorrarás agua, porque el sol no evaporará el agua tan rápido y así tus plantas podrán aprovechar toda la que necesiten.
Hay quienes afirman que regar al final del día también es bueno para las plantas, pero la verdad es que no es recomendable porque si bien la evaporación del agua es mínima, al final de la tarde las plantas se están preparando para bajar su actividad metabólica y descansar, pues durante la noche no hay sol para hacer fotosíntesis.
Por otra parte, en las noches suele descender la temperatura, por lo que la tierra permanecerá demasiado tiempo húmeda, lo que podría podrir las raíces y favorecer la aparición de hongos. Por esta razón si tienes suculentas NUNCA debes regarlas en la noche, porque las raíces de planta tienen más posibilidades de sufrir de pudrición.
Evita regar a mediodía. A esa hora el sol está más alto y evaporará el agua tan rápido que tu planta no tendrá tiempo de aprovecharla. Por otra parte, la temperatura fría del agua choca con la temperatura alta de la planta y puede causar alteraciones. Además las gotas pueden actuar como lupas, magnificando la luz solar y causando quemaduras en las hojas.