En la entrada de hoy os hablamos acerca del proceso por el cual las flores se abren para posibilitar la polinización, fecundación, aparición de semillas y, por último, la formación del fruto.

La floración se produce principalmente en primavera, y significa que la planta ha llegado a la madurez de su ciclo vital, por lo que llega la hora de ser polinizada. En la mayoría de las plantas de flor, el proceso de floración dura entre dos y cuatro meses, condicionado por cuatro factores como son la luz, la temperatura, el riego y la disponibilidad de nutrientes que aporte la tierra.

A continuación os damos unos consejos para mejorar la floración de las plantas:

Los más importante es incorporar nutrientes al sustrato de las plantas, como por ejemplo el fósforo y el potasio, y repetir el proceso cada 3 o 4 semanas. Esta aportación ayudará al proceso de formación del fruto.

Otro de los elementos más importantes es la luz solar, por lo que si notas que las flores y los pétalos de las plantas se caen antes de llegar a abrirse, ubícalas en otro sitio que reciban más luz.

Es aconsejable también no regar las flores en exceso pues, al contrario de lo que pueda parecer, no favorecen la floración, si no que pueden llegar a inundar la tierra. Tampoco riegues a plena luz del día, pues podrían quemarse.

Por último, debemos tener en cuenta que las plantas necesitan estar protegidas de la lluvia y el viento fuerte, pero después tendremos que destaparlas para que puedan seguir con su proceso de crecimiento.