La salvia de bosque se distribuye por toda la cuenca mediterránea y el este de Europa, pero se ha introducido por todo el norte de Europa con buenos resultados. La salvia nemorosa es una hierba perenne que brota a principios de primavera y comienza a florecer a finales de la estación y continúa durante todo el verano.
La mata crece formando tallos de unos 60 cm de altura, con hojas alargadas y ligeramente peludas. Al final de cada rama se forma una inflorescencia alargada llena de pequeñas flores moradas.
Suelo y temperatura
La salvia agradece el sol y florece en exposiciones muy soleadas, aunque puede cultivarse a semisombra. No necesita suelos ricos, es más, un exceso de nutrientes puede ser contraproducente. Es una planta ideal para terrenos pobres.
La salvia soporta bien el calor intenso, siempre que el suelo esté fresco. Para eso, en zonas donde llueve poco, hay que regar de vez en cuando para mantener algo de humedad y evitar que la tierra se caliente demasiado. Por el otro extremo, llega a resistir los 15ºC bajo cero.
Abonado
Las salvias no requieren mucho abono. Es suficiente con esparcir un poco de compost u otro abono orgánico sobre el suelo en primavera. Si pones un acolchado ayudarás a mantener la humedad en el suelo y a fertilizar la planta según se descompone.
Poda
Las espigas marchitas afean el aspecto de la planta y eliminarlas, además de darle mejor presencia, fomenta la formación de flores nuevas. Los tallos pueden recortarse hasta un tercio de su longitud.
Plagas y enfermedades
Hay que llevar cuidado con el pulgón, y la mosca blanca, que son los insectos que suelen atacar a la salvia nemorosa. También a la araña roja le gusta alimentarse del contenido celular de las hojas de la salvia.
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